domingo, 29 de enero de 2012

AGENCIAS DE SOCIALIZACIÓN

AGENCIAS DE SOCIALIZACIÓN


            Las agencias de socialización son las instituciones que tienen como función la incorporación de los individuos a la sociedad. Características de las sociedades modernas es la diversificación de estas agencias y la creciente dificultad para la coordinación de todas estas instituciones.

            Se trata de las contradicciones culturales del capitalismo. La escuela y el trabajo están basados en una ética racional, los medios de masas estimulan la dimensión hedonista de los humanos.

            Muchos problemas educativos se atribuyen a esta falta de coordinación. Se trataba de sociedades con mucho control sobre los individuos y con poco cambio social.

Al contrario, las sociedades complejas más abiertas al cambio social y menos controladoras de los individuos es debido a que las agencias de socialización y las influencias educativas son diversas y a veces contradictorias.

            Pese a esta diversificación y complejidad, la familia y la escuela continúan siendo los pilares de la socialización. Esta afirmación tiene dos argumentos:
1.      Las instituciones donde niños y jóvenes pasan más horas.
2.      Lo que suceda en la familia y la escuela es básico para las posibilidades y oportunidades de los individuos en la inserción social.


LA FAMILIA

            La sociología de la familia es la rama de la sociología que ha estudiado el papel de la familia en las sociedades modernas, cómo ha evolucionado y las consecuencias  educativas de estos cambios. La familia ha sido durante siglos, pieza clave del orden social.

            Se trata de la defensa de la familia tradicional, no de la familia como institución. La ley del divorcio provocó un fuerte debate sobre la crisis y el final de la familia. En las siguientes dos décadas se discutió sobre las familias desestructuradas causadas por el divorcio, y las consecuencias sobre los hijos.

            La ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo provocó un agrio debate. Los detractores de la ley estaban muy influidos por la Iglesia católica. Esgrimieron de nuevo las desgracias que caerían sobre la institución familiar y sobre los hijos de los matrimonios homosexuales.

            La sociología de la familia intenta analizar de forma objetiva los cambios en la estructura y en las funciones de la institución familiar.
           
El cambio social de las sociedades tradicionales a las sociedades modernas representó el paso de la familia troncal a la familia nuclear. La familia troncal era una unidad de convivencia en la que vivían tres generaciones en el mismo hogar.

Era el tipo de familia dominante. La nuclearización de la familia empieza con el éxodo rural y la transformación de las estructuras económicas. La neolocalidad empieza a extenderse. Los hijos se iban del hogar paterno para formar una familia propia.

El tipo de familia que se iría convirtiendo en mayoritario es el de familias de un solo núcleo, nucleares, en las que los hijos salen del hogar paterno, normalmente cuando se casan, para formar un nuevo hogar.

La emancipación neolocal y las familias nucleares ya existían en las sociedades tradicionales.

A partir de los años 70 del siglo XX se produce la segunda gran transición, la postnuclearización de la familia. La familia postnuclear representa la diversificación de las formas familiares.

Las rupturas de los núcleos y las consecuente creación de las familias monoparentales han sido uno de los tipos de familia surgidos.

Lo que es nuevo es su magnitud y su legitimación. La legalización del divorcio y la actualización del derecho de familia han normalizado esta situación.

Cuando el núcleo roto se vuelve a unir hablamos de familias reconstituidas.

Otra novedad es el hogar unipersonal. En este tipo de hogares sólo vive una sola persona.

El aumento de las personas que viven solas en las sociedades modernas tiene dos explicaciones:

1.      Las personas mayores que se quedan sin hijos porque se van (familias de nido vacío) y enviudan.
2.      La opción voluntaria de algunos jóvenes que deciden emanciparse en solitario. Éste es el fenómeno auténticamente moderno. Se trata de jóvenes con un nivel educativo alto y un poder adquisitivo también alto, que les permite afrontar en solitario los gastos de la vivienda.

Las formas de emancipación se han diversificado y, algunas, se han vuelto reversibles (vuelta a casa de los padres después de una ruptura matrimonial…)

La secularización de las sociedades modernas también ha tenido sus efectos en el reconocimiento de las nuevas formas familiares, es decir, en los rituales.

Si los cambios en la estructura familiar han sido profundos, también lo han sido las funciones de la familia. La nuclearización acompañó el gran cambio de la familia como unidad de producción a unidad de consumo. En las sociedades tradicionales y de base agraria, la familia era una unidad de producción.

La revolución industrial trajo la “salarización” de las personas, dejar de producir lo necesario para subsistir para vender la fuerza de trabajo a cambio de un salario con el que acudir al mercado para comprar los bienes.

La familia pasa a ser un ámbito redistributivo, en el que unos generan recursos para ser consumidos por los que no pueden generar estos recursos.

La primera actividad que se industrializó fue la textil y arrastró a la siderurgia, los transportes y la energía.

Estos cambios han incidido en la distribución de los papeles en función el género. La división ha sido uno de los primeros ejes de la división social del trabajo.

El modelo que dominó fue el de la familia nuclear con una clara división y asimetría de roles.

Desde los años sesenta, la tasa de actividad femenina no ha dejado de crecer y en algunos países se ha igualado prácticamente a la tasa de actividad masculina.

Esta incorporación o reincorporación al mercado de trabajo asalariado se explica por diferentes factores. El aumento constante del nivel de vida ha hecho que un salario sea cada vez menos suficiente para mantener a una familia.

También factores culturales, la voluntad de cambio de muchas mujeres de hacerse un lugar en la sociedad, estudiar, ejercer una profesión, tener una autonomía financiera.

Este cambio ha sido y es fundamental para entender la familia de hoy.

La atención a los niños pequeños, los enfermos y los ancianos todavía recae mayoritariamente en las mujeres. Por eso sufren las tensiones y el estrés de las responsabilidades familiares y las responsabilidades laborales.

La evolución del Estado de Bienestar y de las políticas sociales pueden ayudar a aliviar o a endurecer estas tensiones.

Otro tipo de tensión es la que se genera entre los miembros de la pareja heterosexual. Cuando el orden tradicional se altera, hay que establecer nuevas pautas de relación, nuevas rutinas.

Es muy difícil encontrar parejas con roles totalmente simétricos, en las que todas las tareas productivas se realicen indistintamente por la mujer o por el hombre.

Lo que sí es más fácil encontrar son parejas que han disminuido considerablemente la relación de jerarquía que había entre el marido y la esposa.

Lo que se ha llamado violencia de género o violencia doméstica, tiene parte de explicación en la no aceptación por parte de los maridos de la autonomía de las mujeres para tomar sus decisiones y no acatar la autoridad de los maridos.

La salarización y la construcción del Estado de Bienestar que ha desarrollado los sistemas escolares y de salud públicos ha vaciado una parte de las funciones materiales de la institución familiar.

Aún la familia es una institución que provee bienes materiales importantes. Pero el Estado y el mercado proveen bienes y servicios antes producidos por la propia familia.

Algunos sociólogos hablan de una especialización afectiva; la función principal de la familia vendría a ser la de proporcionar estabilidad emocional a los individuos, estabilidad que no ofrece ninguna otra institución, ni el mercado ni el Estado.

Esta psicologización de la familia ha contribuido al auge de las diferentes terapias destinadas a dotar a los padres de las herramientas y recursos necesarios para cumplir bien esta función, en la relación de pareja y en la relación con los hijos.

La relación paternofilial entre padres e hijos también ha experimentado cambios. La reproducción biológica y la crianza siempre han sido una de las funciones básicas de la familia.

Lo que ha cambiado es la valoración de los hijos y el tipo de relaciones que se establecen con ellos, estilos educativos.

Los hijos han pasado de ser una inversión a un coste. En las sociedades tradicionales y en el Tercer Mundo, tener hijos es una inversión. Son productivos a corta edad y era la garantía de asistencia en la senectud.

Este valor de los hijos como inversión hace que la relación entre padres e hijos tenga un contenido instrumental muy alto. Estaba supeditada a la dimensión material y utilitaria.

Este sentido de propiedad todavía se expresa cuando algunos padres reclaman el salario que ganan los jóvenes, o cuando se decepcionan porque no se sienten correspondidos en las decisiones que toman los hijos.

Poco a poco, el tener hijos se ha ido convirtiendo en un coste. La protección de la infancia ha generalizado la prohibición del trabajo infantil, en las leyes internacionales y en las prácticas de casi todos los países desarrollados.

Por lo tanto, no se puede esperar recuperar la inversión en un plazo corto. Los costes de educación, crianza y escolarización se han multiplicado.

El establecimiento de un sistema público de pensiones hace que el sentido de inversión a largo plazo también se diluya. La disminución de la natalidad también ha hecho que el coste unitario sea mucho mayor.

Lo cierto es que es una novedad histórica la cantidad de familias con un hijo único y que se ha producido una inversión en las relaciones entre generaciones.

Los niños se convierten en un bien escaso, pero todavía no están claros los efectos a largo plazo de la socialización de los hijos únicos, ni si la escolarización temprana puede compensar la falta de sociabilidad de estos niños.
La relación entre padres y niños tiene una dimensión instrumental y una dimensión expresiva. Según Philippe Ariés en la Edad Media la infancia era retratada como adultos en miniatura.

La aparición del mimoseo, del apego hacia los hijos  y más tarde la preocupación pedagógica, fueron los síntomas que empezaron a construir la dimensión expresiva en la relación paternofilial.

Cada cultura elabora un concepto de infancia en función de los parámetros de adaptación al medio y del desarrollo de las técnicas de protección de riesgos de la pequeña infancia.

En las sociedades en las que la mortalidad infantil es muy elevada, la inversión afectiva tiene muchos riesgos, porque las probabilidades de supervivencia son escasas. Hoy día, esta inversión es muy elevada.

La combinación entre las dimensiones instrumental y expresiva nos lleva a los estilos educativos, la forma que tienen los padres de entender la educación de sus hijos y las prácticas que se derivan o que conforman estas concepciones de la relación educativa que imbrica toda relación paternofilial.

En sociología y psicología se utilizan numerosas variables para categorizar. La más usada es la que combina el control disciplinar con el apoyo efectivo. El control disciplinar es si la obediencia es valorada por los padres como base de la relación con los hijos.

El apoyo afectivo es si el cariño mutuo es la base de la relación y si las prácticas educativas demuestran ese cariño.


Cuatro tipos de estilos educativos:

o   Familia estatutaria. Son las familias que ejercen un control disciplinar sobre los hijos y no le dan valor a la expresión de afecto. Utilizan el castigo como herramienta pedagógica y marcan distancia entre padres e hijos. Se suelen denominar familia tradicionales y predomina la valoración instrumental por encima de la valoración expresiva. Está en recesión en las sociedades desarrolladas.

o   Familia proteccionista. Combina el control disciplinar con las muestras de afecto hacia los hijos. Combina el castigo físico con el perdón y el consuelo. Responde a una distribución asimétrica de roles. Se las llama familias maternales. Encajan en los patrones tradicionales y tienen un cierto peso.

o   Familia permisiva. Familia que renuncia a utilizar la disciplina como herramienta educativa, basa su relación con los hijos en el afecto y el apoyo mutuo. Esta renuncia puede ser voluntaria o ser involuntaria, porque los padres han perdido la autoridad. La dimensión instrumental ha cedido a la valoración expresiva. Suelen ser familias de clase media, con un nivel adquisitivo medio-alto. Tipo de familia emergente en las sociedades postmodernas. Se las califica de familias contractuales.

o   Familia negligente. Familias que renuncian a hacer de padres. No conlleva ningún tipo de pauta educativa coherente hacia los hijos. Ahora son autoritarios, ahora son permisivos, ahora utilizan el castigo, ahora son muy cariñosos. Los educadores sociales tienen aquí a sus potenciales usuarios. Familias con profundos problemas generados o derivados de situaciones de pobreza extrema, drogadicción…. Los problemas asociados a los consumos adictivos ha diversificado el origen de este tipo de familias.


La familia contractual o negocial es la familia que combinaría la autorregulación de las rutinas por parte de los hijos o la regulación consensuada, y que basan la relación paternofilial en el afecto y la comprensión mutua, pero que saben distanciarse cuando toca.

Las familias de este tipo son de clase media con estudios superiores. Las familias con recursos disponen de todo un abanico de posibilidades para intentar paliar o gestionar sus problemas y las derivaciones educativas.

             Lo primero que hay que evitar es asociar familia desestructurada a la familia monoparental. La ruptura del núcleo familiar no tiene por qué significar la desestructuración de la familia. Puede pasar lo contrario. La familia desestructurada es la que hemos llamado negligente, que ha renunciado a la educación de los hijos, por las causas que sean.

            El gran problema educativo de las familias de hoy es la llamada pérdida de autoridad y la ausencia de límites claros que definan lo que pueden hacer y lo que no pueden los hijos.

            Demasiados cambios para la estabilidad emocional necesaria en el seno de la familia.


LA ESCUELA

            La escuela es una institución básica en la incorporación de los individuos a la sociedad. Es básica a partir del momento en que la escolarización afecta a la mayoría de la población infantil. La escuela de masas responde a los patrones de cambio provocados por el desarrollo del capitalismo. Estamos hablando de la escuela de los países centrales de la economía capitalista.
            En las sociedades preindustriales y al principio de la industrialización, la escuela era una institución minoritaria, una minoría muy selecta, “escuela de élite”. Pero las funciones sociales de la escuela de masas son muy diferentes, y el papel en la socialización de los individuos también.

            La escuela de masas encuadra la extensión de la escuela obligatoria, seis hasta los dieciséis años. También de la extensión de la educación infantil y con tasas de escolarización crecientes de cero a tres años. Y del aumento considerable de las tasas de escolarización postobligatoria; entre el 30 y el 40% realiza estudios universitarios, con alguna variación dependiendo de los países desarrollados.

            Nunca ha habido tantos estudiantes y estudiando tanto tiempo y, aún así se dice que el nivl educativo baja. Además la escuela está viendo crecer la jornada escolar.

            Esta escuela de masas tiene dos tipos de funciones:

o   Las económicas
o   Las sociales

La función económica fundamental es la preparación para el trabajo, La división social del trabajo es más compleja y el conocimiento aplicable a las tareas productivas también más complejo. La familia deja de tener las competencias en este contexto más complejo. Es necesaria una institución especializada en la codificación y transmisión de los saberes, que son de tres tipos:
-      Los conocimientos propiamente dichos (el saber)
-      Las habilidades aplicativas y procedimentales (el saber hacer)
-      Las actitudes y habilidades sociales (el saber estar)

La combinación de estos saberes ha variado. Las escuelas para los hijos de las clases dirigentes eran muy diferentes, aunque también estaban centradas en el desarrollo de los valores necesarios para emplearlos en las ocupaciones desarrolladas por las élites económicas y sociales.

Poco a poco la institución escolar se fue ampliando y diversificando. La escuela estaría al servicio de las necesidades de las empresas para formar la mano de obra adecuada al tipo de trabajo que se desarrolla en el campo productivo.

La preparación de los jóvenes para la inserción laboral no se traduce en una dependencia directa de las exigencias de la economía y de las empresas. En primer lugar porque las perspectivas temporales son muy diferentes. La formación escolar tiene y debe3 tener un horizonte amplio; en cambio, las empresas tienen un horizonte corto y a veces poco claro.

En segundo lugar, el desajuste entre oferta y demanda no siempre es porque la oferta sea insuficiente e inapropiada. A veces sucede lo contrario, sobreeducación, es propio de las escuelas de masas y de las economías industriales, que no pueden dar respues al aumento de formación.

Los jóvenes cada vez estudian más, esto es, porque aunque la educación no sea ya una condición suficiente para la obtención de un buen empleo, no ha dejado de ser condición necesaria para entrar con más garantías en el mercado, estar más años en el sistema educativo aumenta las expectativas de los jóvenes respecto a su futura inserción laboral y referente a su futura posición en la estructura social.

Uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan los jóvenes que han salido de la escuela es el acceso al mercado de trabajo en condiciones dignas. Cuando la escuela falla hay que poner dispositivos que ayuden a estos jóvenes a formarse.

Las capacidades procedimentales y de actitud son básicas para encontrar y mantener un empleo Por eso los programas para jóvenes con escasa cualificación necesitan, además de maestros especialistas, educadores que sociales que intenten compensar las carencias en valores y habilidades psicosociales.

Si la función económica básica es la preparación para el mercado de trabajo, la función social más destacable es la preparación para la ciudadanía.  La creación de la escuela de masas se convirtió en instrumento privilegiado para el desarrollo de las identidades comunes y la adscripción a un territorio definido por un estado.

Se confía en la escuela para que de ella salgan ciudadanos de pro. Por eso los problemas sociales se transforman en problemas educativos que la escuela debe resolver.

Precisamente, Educación para la ciudadanía, es una asignatura en la enseñanza obligatoria, en la que se pretende educar en los valores cívicos necesarios para la convivencia y la cohesión social. Que estos nobles objetivos se puedan conseguir con una asignatura es más que discutible, ya que muchos jóvenes ven esta transmisión más como un adoctrinamiento que como una cuestión necesaria para el funcionamiento de una comunidad.

La creación de este mínimo común a través de la escuela se ha visto dificultada por la creciente diversidad e las poblaciones. En este sentido, la enseñanza obligatoria está en un continua debate sobre cómo definir este nexo común, en el que también se dirimen las concepciones unitarias o descentralizadas del Estado.

La estructura del sistema educativo forma parte de la estructura del Estado. En la mayoría de los países desarrollados, la escuela es fundamentalmente pública. La construcción de estados unitarios ha hecho que los sistemas escolares fueran unitarios y por eso las tensiones territoriales y las reivindicaciones de naciones sin estado se han trasladado rápidamente al sistema educativo.

La discusión de los contenidos mínimos de la enseñanza obligatoria para toda España ha sido uno de los temas de debate en la última reforma educativa.

Una tercera función de la escuela es la contribución a la reproducción o la movilidad social de los individuos y de los grupos sociales. Es decir, cómo contribuye la escuela al mantenimiento, el aumento o al descenso de las desigualdades sociales.Hay que estudiar cómo los individuos han utilizado y utilizan la escuela como estrategia de distinción para ellos o para sus hijos.

Cuando la escuela estaba segregada en función del origen social de los niños, la función de reproducción estaba muy clara. Cuando se unifica el currículum y la etapa obligatoria se hace común para toda la población, las desigualdades sociales se trasladan al interior de la escuela.

Por eso la expansión educativa se basó en dos pilares:

-      Que la función selectiva de la escuela fuera meritocrática
-      Que la igualdad de oportunidades favoreciera la movilidad social.

La meritocracia fue el intento de que el rendimiento escolar sea fruto del esfuerzo y la valía personal. Fue importante disminuir obstáculos en la escolarización de los hijos de las clases populares.

Y la igualdad de oportunidades es la que asegura que las posibilidades de promoción social y económica sean las mismas para los jóvenes de distintas clases sociales.

El cumplimiento de estos objetivos depende de las estrategias familiares, de las opciones y decisiones que toman las familias y los individuos respeto a la institución escolar. Una de estas decisiones recae en el tipo de centro que se quiere para la escolarización de los hijos.

Una parte importante de la escuela privada da respuesta a estas expectativas.

Otra gran decisión está en la transición de la escuela obligatoria a las diferentes posibilidades de la educación postobligatorias. El peso de las variables sociales y económicas todavía es grande cuado se tiene que elegir entre bachillerato o formación profesional.

La relación entre familia y escuela es importante para la socialización de los hijos, aunque también compleja.

Entre familia y escuela existen otras agencias que intervienen cada vez más en la vida de niños y jóvenes y que obligan a resituar el papel de familia y escuela como agencias de socialización.

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